A raíz de la pandemia, para la que nadie estaba preparado, el mundo cambió y con él se transformaron los procesos de selección. Los reclutadores diversificaron el foco de evaluación adaptándose a la nueva realidad laboral.
El trabajo en casa o “home office” se hizo realidad, una opción a la que le temíamos y para la cual las empresas ni sus colaboradores estaban capacitados. Esto hizo que comenzáramos a ampliar de manera acelerada nuestro espectro de competencias y habilidades.
El cambio asusta, es inevitable cuestionarnos ¿qué habilidades y competencias debemos desarrollar?, ¿cuáles son las más importantes?, ¿cuáles debería trabajar primero? Y muchas preguntas más. Aquí relaciono cuáles son aquellas que, en este nuevo contexto, los colaboradores deberíamos desarrollar.
La clave: adaptación
Resiliencia y flexibilidad: Las primeras que todos tuvimos que adoptar, ante la incertidumbre y la crisis la vida de las personas cambia por lo que se hace necesario adaptarse para poder continuar. Como líderes no solo debemos trabajar en estas competencias, también tenemos que desarrollarlas en nuestros colaboradores, interiorizar que frente esta situación hay que salir adelante, seguir luchando, trabajar en diferentes situaciones y adaptarse a diferentes contextos y personas.
Juicio y toma de decisiones: Las consecuencias económicas y sociales de esta emergencia hizo que la toma de decisiones fuera crucial para mantenerse. Es necesario ampliar nuestro juicio para tomar mejores decisiones: entender los contextos, las capacidades, los riesgos y las consecuencias para ser lo más acertados posible.
Creatividad: Si bien era unas de las competencias más deseadas, ahora se convirtió en una necesidad, se trata de cómo introducimos conceptos nuevos a nuestro quehacer y como nos adaptamos al cambio de la mejor manera posible.
Innovación: Junto con la creatividad y la resiliencia, pasó de ser una competencia deseable a necesaria, se volvió primordial modificar o crear el día a día dependiendo del contexto. Como la palabra de moda “reinventarse”.
Pensamiento crítico: El sentido de urgencia que imprimió la pandemia hizo que esta competencia tomará más relevancia, debemos tener la mente abierta, ser justos.
Respuesta y adaptación al cambio: Adaptarse no es sencillo, para desarrollar esta competencia es necesaria la modificación de mi conducta con el objetivo de alcanzar una meta.
Empatía y manejo de emociones: Estas dos competencias son las que nos permiten hacer frente a este tipo de situaciones, la empatía nos permite entender que la actividad que realizamos repercute en otros, que somos una cadena productiva, enfocada a un mismo objetivo. Manejar las emociones nos ayuda a tener un equilibrio entre el trabajo y la familia, no dejarnos abrumar por los cambios y manejarlos de la mejor manera.
Liderazgo inspirador: Por último, es necesario seguirle apostando al liderazgo, generar un alto nivel de confianza, determinante al momento de tomar decisiones, tener la capacidad de llevar a su equipo a la meta de manera más eficiente y con un alto rendimiento.
Kelly Palmer (2020) indica que “La competencia más importante para el futuro será la agilidad, es decir, la curiosidad y la motivación para seguir aprendiendo y obtener nuevas competencias a lo largo de tu carrera.”
Aunque son conceptos amplios, todos serán necesarios para enfrentar el ecosistema laboral durante y posterior a la pandemia. Debemos evolucionar y expandir el pensamiento, tener la capacidad de afrontar cambios, asumir retos, implementar estrategias, generar nuevas ideas y proponer soluciones.
Ángela González Zuluaga
Directora de gestión humana Coordinar Seguridad